El golf es sin duda uno de los deportes preferidos entre empresarios y ejecutivos, y esto no parece ser casualidad. Existen algunos factores que explican esta predilección, y que están vinculados a cuestiones internas y externas del propio perfil empresarial. En cuanto a lo externo, las características del juego lo convierten en un espacio formidable para hablar de negocios con un potencial socio. Pero donde operan cuestiones más profundas y complejas es en la parte interna, donde colisionan sentimientos contradictorios que si no se controlan pueden generar una ansiedad no deseada.”El golf es un deporte que inventó Dios para que no nos olvidemos de crecer”. La frase corresponde a Patricia Fuentes, psicóloga deportiva especializada y fanática de esta actividad que comenzó a practicar a los 11 años. Actualmente, desde “Golf de Mente”, trabaja con jugadores profesionales y amateurs para mejorar su desempeño. Fuentes explica cómo el golf opera en la mente empresarial y destaca que por un lado “lo utiliza como un medio para relacionarse”, pero que lo desafiante de este deporte y la necesidad de controlar la situación encuentra sus conflictos con el perfil profesional de un ejecutivo.”Es un deporte que lo desafía, difícil mental y físicamente, muy lento, que lleva a pensar demasiado, entonces el empresario que toma contacto con el golf queda enganchado porque le produce esta adrenalina del desafío a poder controlar el juego”, señala Fuentes. Y agrega: “En general el ejecutivo es una persona que ha madurado y sabe tener control emocional, de su parte analítica, y el golf le genera descontrol; entonces surge una especie de adicción”. Un ejemplo de esto es que, cuenta la profesional, “algo típico de un empresario es que primero va a las clases y luego termina diciendo él lo que tiene que hacer, también quiere tomar el control de la clase”.Para la psicóloga, “es liberador irte a jugar, pero cuando estás en la cancha no lo es. Te atrapa y te genera estrés, ansiedad”. Sostiene además que “en general el perfil del ejecutivo es muy crítico y muy autoexigente y esto en el golf, es contraproducente. Ellos quieren mejorar su juego, entonces se exigen, se critican”. Fuentes marca como un “punto de inflexión” los 10 de handicap. “En un primer momento mejoran aplicando su perfil empresarial, pero luego necesitan salir de ese perfil y madurar otras cuestiones que no las tienen desarrolladas”, explica. En ese momento es cuando recurren a psicólogos deportivos, aunque muchos prefieren guardarlo en secreto. “El aprendizaje que tiene que hacer el ejecutivo para jugar muy bien al golf y el que le va a servir en la empresa van muy de la mano”, sintetiza.En esto coincide Sebastián Fernández, presidente de la asociación de Profesionales de Golf de la Argentina (PGA). “A medida que vas avanzando, bajando el handicap, adquiriendo conocimiento, te atrapa mucho, y siempre querés perfeccionarte. De acuerdo con la personalidad que tengas puede generar un estrés por la misma exigencia de querer mejorar”, afirma. “Conozco amigos que empezaron llevando a sus hijos a una escuela de golf, probaron, se engancharon, y hoy juegan tres o cuatro veces por semana. El golf es exigente y a mucha gente le pasa que dejan de cumplir con sus propias obligaciones y le dedican más tiempo al deporte”, sostiene.Fernández también destaca el ámbito del golf como un lugar óptimo para establecer oportunidades de negocios. “Tiene muchos valores importantes, muy parecido a la vida, te enseña a ser un caballero. Hay que pensar que muchas veces vos mismo llevás tu puntuación. La ética del golf tiene que ver mucho con la ética de la vida diaria, en cómo comportarte. Por ese lado también puede influir en lo que es la parte empresarial”, asegura. “Alguno se lo puede tomar muy en serio, quizás quiere tener un handicap menor que el de un amigo u otro empresario, pero también hay otros que sólo quieren divertirse, y lo usa para relajarse y pasar un buen momento”, agrega.
“Es un deporte relajante si lo toman desde la diversión. Tiene un ambiente muy lindo, donde se comparten cosas durante mucho tiempo, un torneo de 18 hoyos dura cinco horas, así que tenés distintas alternativas de dialogar y por ese punto creo que el empresario elige jugarlo.
Otro factor es en el papel que puede jugar este deporte en la integración de los grupos de trabajo. Muchas empresas organizan torneos y clases con el fin de mejorar la relación entre directivos y empleados. Así, la idea del golf como vía de escape es válida siempre y cuando el empresario pueda dejar de lado parte de su impronta profesional y disfrutar del juego. Si no lo hace, puede caer en la paradoja de que sobre la cancha aparezcan nubarrones que opaquen su intento de relajación.
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